Cuando tú te encuentras llorando en el suelo. Dios te mira, llora contigo, te consuela con sus manos y luego te dice: levántate hijo(a) mío(a), ya no llores más, sigue adelante y no te rindas ni mucho menos te des por vencido(a). Porque aún en medio de tu tropiezo o quebranto me encuentro Yo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario